En el año 1977 cuando en el distrito de Santa Anna de Gandia, se formó una cofradía que pretendía rememorar a la Última cena de Cristo.
Para ello se requería encargar a algún artista las trece figuras que forman esa escena. Pero chocaron con el dinero. Un grupo escultórico de esa envergadura costaba mucho dinero, de manera que Salvador Aracil, miembro fundador de la hermandad, propuso que el primer año fueran los propios cofrades que representaran como esculturas la Última cena del Señor.
La experiencia no defraudo, y como el dinero siguió escaseando, aquel desfile le siguió otro, y otro, hasta que al final la Hermandad de la Santa Cena paso a llamarse " Viviente ".
En la procesión del santo entierro de Gandia la gran anda con figuras de carne y hueso es la segunda en partir, tras el paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén. ( Entre los que acuden a ver el desfile lo que más llama la atención es la seriedad de los rostros y el hecho de permanecer inmóviles durante tanto tiempo.
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